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viernes, 4 de diciembre de 2009

UN MUNDO PARALIZADO


Literalmente me atrevo a decir que el mundo estará paralizado hoy por ese gran sorteo de FIFA World Cup, South Africa 2010 y no por que todos los habitantes estén pendiente, si no por que en todos los países estarán transmitiendo el mismo evento simultáneamente. Y es por esta razón que el este articulo esta dedicado especialmente a la importancia que tiene el fútbol en las sociedades modernas ya que es un fenómeno mundial. Y el día de hoy nos podemos dar cuenta la gran influencia psicológica, económica, política e ideológica que tiene el futbol al momento de ser revelados los grupos de la nueva FIFA World Cup, South Africa 2010.

Ya que es uno de los principales motivos de estados de ánimo nacionalistas para los individuos y sus sociedades, sin mencionar que es una de las ocupaciones en el uso del tiempo libre en la sociedad mexicana y mundial.

El fútbol es uno de los aspectos característicos de nuestra civilización. Es uno de los fenómenos que forma parte de la cotidianidad del ciudadano de nuestro tiempo, le guste o no, se topa con él diariamente, ya sea en el radio, la televisión, en los periódicos o las conversaciones de otros, como dice Joan Riera, “...el deporte se ha convertido en un rico y apasionante aspecto de nuestra sociedad digno de ser estudiado desde perspectivas educativas, económicas, sociológicas, políticas, biológicas y psicológicas.

Pese al gran beneficio individual, económico y social, el futbol es una actividad física y mental sumamente subvaluada como parte importante en la formación educativa de los individuos en sus sociedades y por ello se le otorgan bajos presupuestos en las escuelas, en todos sus niveles, en especial en los países menos desarrollados.

Sin embargo, el fútbol, considerado como el rey de los deportes es ampliamente difundido por todos los medios masivos de comunicación. Más allá de lo que se da a conocer en los mencionados medios, tiene una gran importancia social, de acuerdo a lo que a continuación se resume de Norbert y Dunning, que mencionan que el fútbol:

Rivaliza con el sexo como tema recurrente y frecuente frente a otros de interés y debate dentro de los temas que manejan los círculos de varones en las sociedades de todo el mundo, es una actividad recreativa en todos los países del mundo, es tan importante como muestra de poder que se ha usado el boicot deportivo como arma en las relaciones geopolíticas, Implica una oportunidad para alcanzar movilidad social ascendente y en nuestro país, es una de las profesiones mejor pagadas.

Kitchin, sociólogo inglés considera que es el fútbol el único “idioma mundial” aparte de la ciencia. Un ejemplo del peso e impacto que puede tener el futbol son las copas mundiales, o eventos que cuando se llevan a cabo, paralizan laboralmente a muchas naciones, especialmente en los partidos finales, o cuando juegan los equipos nacionales.

El fútbol además nos brinda una amplia gama de aspectos variados a estudiar como: el comportamiento de las masas en los partidos, el futbol como ocio y uso del tiempo libre, el futbol como fuente de empleo en los más diversos niveles, el futbol como generador de recursos económicos millonarios y el futbol como originador de grades peleas de parejas, familias y amistades.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

NO ME GUSTA LA NAVIDAD


Hoy mientras iba por el gas, me encontré una caravana de carros que se dirigían hacia el cementerio para enterrar a alguien. No puede evitar comentarle a la persona que me acompañaba lo siguiente, “Que triste será este Diciembre para esa familia”.

Así como esta familia, hay personas que dicen que, la Navidad es una temporada triste porque la traslada a épocas pasadas junto a personas que ya no están a su lado. En lugar de disfrutar de estos momentos familiares, algunos no pueden evitar que las fiestas sean para ellos motivo de tensión, ansiedad, malestar o incomodidad, he conocido personas que, suspiran de alivio después de cada 24 y 31 de diciembre. Como ellos, son muchas las personas, aún las más equilibradas emocionalmente, que experimentan el llamado “blues de Navidad” o depresión navideña. Se trata de un bajón en el estado de ánimo aderezado de cierta nostalgia que les lleva a tener una visión negativa de lo que les rodea, sintiéndose por eso fuera de lugar. Entre compras, cenas y reuniones sociales, ocultamos tristezas y melancolías propias de la época que son más normales de lo que pensamos, como asegura la psicóloga y terapeuta Irene Candelas: “Se da una regresión a la infancia, siendo propensos a experimentar sensaciones que tuvimos de niños, como alegría y magia, que se matizan, de adultos, con un poco de soledad”.

Además, son varios los estudios que reflejan que es en esta época donde se producen más conflictos familiares y de pareja, hace poco tiempo me comentaba una amiga que, en estas fechas toda su familia se reúne, y hasta las primas y primos con los que, no tiene buena relación, están en esas reuniones. Para la psicóloga clínica Mercè Conangla hay una explicación lógica: “Nos vemos obligados a relacionarnos con personas con las que no nos llevamos bien, y es entonces cuando afloran los problemas. Hay una presión social que se manifiesta en estos días altamente perjudicial para las parejas por el exceso de demandas que, a veces, no son deseadas”.

Una forma de disminuir esta fobia es alcanzar una política de pactos con nuestra pareja o familiares, que respete los espacios individuales de cada uno. “Las navidades no son las culpables: ni solucionan ni provocan algo que antes no existiese. Somos nosotros los que no somos honestos con nosotros mismos y, en lugar de intentar ir solucionando los conflictos emocionales día a día, nos ponemos una máscara para hacer creer que todo va bien y buscamos soluciones que a veces son impuestas por los demás. Esto es poco inteligente”, señala Conangla.

El rodearse de personas comprensivas que conversen del problema puede resultar altamente terapéutico así como identificar los miedos, como explica la psicóloga clínica Vicenta Sanz: “Ver a qué se teme, por qué se siente así, son algunas de las preguntas que se deben hacer estas personas para detectar qué produce esta sensación y solucionarlo”.

Escuche decir a una persona lo siguiente: “Rechazo esa falsa creencia de que hay que ser felices” “Reniego de las navidades por su componente consumista y por esa falsa creencia de que en estos días todos debemos estar alegres, ser buenos y más felices que nunca. Sólo pensar que hay que divertirse por decreto me deprime y hace que me encierre en mí misma: evito las comidas de empresa, las fiestas y lo único que me apetece hacer es seguir con mi vida normal, quedar con mis amigos de siempre y tomar algo tranquilos, como solemos hacer habitualmente. Luego está la obligación de los regalos: tener que comprar algo por comprar, con las tiendas llenas, sin saber nunca qué regalar... Me estresa tanto que al final acabo por no hacer regalos a nadie”.

martes, 1 de diciembre de 2009

EN BUSCA DE LA FELICIDAD


Siempre me han resultado curiosas las imágenes que juegan con las leyes de la percepción. Ellas muestran con claridad nuestra tendencia a organizar el mundo según unos patrones determinados que en muchos casos no se corresponden con la verdad que hay detrás. Una de las leyes de la percepción que más me atrae y que, para mí, es motivo de reflexión, es la que se llama “organización figura-fondo” y que explica la tendencia a percibir las cosas que destacan sobre un fondo, por contraste, ignorando el fondo. Es la ley que hace que estas letras de color blancas puedan ser leídas. Si el fondo de esta página tuviera el mismo color blanco, aquí no se vería nada. Es porque hay un fondo, rojo en este caso, que las letras destacan y pueden ser vistas. Lo que encuentro interesante en esta ley, es que nuestra atención automáticamente registra las letras e ignora el fondo.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la felicidad?
Encontré un texto de Antonio Blay que acerca de alguna manera estos dos aspectos y aporta un matiz interesante a la búsqueda de la felicidad:
“Todos buscamos la felicidad, el bienestar; ¿por qué los buscamos? La respuesta inmediata sería: . Pero examinándolo más a fondo veremos que la cosa no es tan simple, ya que la verdadera respuesta añade otro matiz. Efectivamente, buscamos la felicidad porque no la tenemos, pero además, porque de algún modo sí la tenemos. Cuando yo tengo en mí el deseo de felicidad, de plenitud, de paz, de bienestar, de inteligencia, de poder, etc., cuando yo siento esa ansia de lo positivo, ¿de dónde me viene la demanda, la intuición, el deseo, sino de algo que de algún modo ya está en mi interior? Si yo no tuviera en algún grado esa felicidad, esa plenitud, yo no tendría ni noción de esa posibilidad de plenitud.
Cuando registro en mí un malestar, es porque de algún modo existe en mi interior una noción profunda de bienestar. Y este contraste entre lo que hay profundamente en mí y lo que yo vivo en mi zona consciente periférica, es lo que moviliza mi aspiración. Es este contraste el que nos hace desear un modo más pleno, más completo, de vida -en la forma que se plantea cada uno. Así, el hecho de que exista en nosotros un malestar, es testigo de que hay en nosotros en algún sitio, un bienestar. Cuando hay en mí un dolor, hay también en mí, de algún modo, una felicidad. Si todo yo fuera dolor, yo no podría aspirar a la felicidad. Aspiro a la felicidad, tiendo hacia ella, porque de algún modo la siento vivamente en mí, porque para mí tiene un “sabor” de algo conocido y deseable.
Es lo mismo en cuanto a la inteligencia. Si yo deseo desarrollar mi inteligencia, es porque de algún modo esa mayor inteligencia está en mí. Pues si yo llegase al término, al de mi propia inteligencia, en mí no habría demanda de mayor inteligencia. Estaría saturado, para mí sería suficiente.
Cuando en nosotros aparece la aspiración, la demanda espontánea, natural, hacia algo, es porque ese algo está pidiendo desarrollarse, actualizarse. Por lo tanto, cuando nos lamentamos de las cosas desagradables o del modelo negativo que vivimos, hemos de aprender a intuir, detrás de la experiencia inmediata negativa, la presencia de algo positivo, que es lo que nos impulsa a buscar la solución.“

lunes, 9 de noviembre de 2009

1000 GRACIAS

Quiero agradecer a todos por las mas de 1000 vitas a mi blogger. y sigue visitando: Psicología Para Todos. (www.diogenestrejo.blogspot.com)

SALUDOS

ES ANCIANO Y ES NORMAL LO QUE TIENE


Esta afirmación me hace pensar que para un buen número de personas esa etapa de la vida llamada vejez, tercera o cuarta edad, ancianidad y otras denominaciones, es un gran saco en el que todo cabe o es una tierra de nadie donde todo está permitido y todo es “normal”. Y eso es un grave error.

No pretendo dar una explicación de lo que es una vejez normal, pero sí quiero reflexionar sobre una condición muy frecuente en esta etapa y que si no se detecta a tiempo y se trata adecuadamente trae enorme sufrimiento a quien la padece, a sus familiares y puede, si alcanza una intensidad grave, terminar con la vida del anciano. Y esa condición mórbida, común y mal diagnosticada y peor tratada, es la depresión.

La depresión en el anciano puede tener diversas formas de presentación y no es mi interés brindar una clasificación académica de este trastorno, sino proporcionar una guía para que cualquier persona pueda pensar en esta posibilidad ante un anciano con los síntomas a los que me referiré. Paso a describirlos:

I. Depresión que se presenta como el envejecimiento normal.
En este caso el anciano muestra disminución del interés por las cosas que habitualmente lo despertaban, de la vitalidad, de la voluntad; tendencia a revivir el pasado, pérdida de peso, trastornos del sueño, algunas quejas por falta de memoria, tiende al aislamiento y permanece la mayor parte del tiempo en su habitación. (Para muchos este cuadro es propio de la vejez y no una depresión tratable.)

II. Depresión que se presenta como envejecimiento anormal.
En el anciano aparecen diversos grados de desorientación en lugar, en tiempo y con respecto a sí mismo y a los demás: confunde a las personas conocidas, es incapaz de reconocer lugares; aparece deterioro de sus habilidades y costumbres, relajación esfinteriana, esto es, se orina y defeca sin control alguno, trastornos de la marcha que hacen pensar en una enfermedad cerebrovascular, trastornos de conducta como negarse a ingerir alimentos, etc. (Para muchos este cuadro es propio de una demencia con carácter irreversible y no una depresión tratable.)

III. Depresión que se presenta como una enfermedad física, somática u orgánica.
El anciano se queja de múltiples síntomas físicos, como dolores de espalda, en las piernas, en el pecho, cefaleas. Puede quejarse también de molestias digestivas como digestión lenta, acidez, plenitud estomacal sin haber ingerido alimentos que lo justifiquen; tiende a tomar laxantes, antiácidos y otros medicamentos para sus molestias gastrointestinales; refiere pérdida de la sensación del gusto, falta de apetito y disminución del peso, problemas cardiovasculares como palpitaciones, opresión, falta de aire, etcétera. (Para muchos este cuadro es propio de alguna enfermedad del cuerpo y no una depresión tratable.)

Como se evidencia, no es conveniente atribuir cualquier síntoma del anciano a su vejez, a los achaques de la misma, a una demencia o a una enfermedad física, pues puede ser la manifestación de una depresión tratable y, por tanto, puede el anciano recuperar su vitalidad y el resto de las funciones comprometidas. Si no se diagnostica adecuadamente, se puede hacer crónica y en el peor de los casos, termina su vida con el suicidio.

sábado, 24 de octubre de 2009

DEBES SER FUERTE, NO LLORES


Estas palabras se pronuncian con frecuencia en situaciones en las que no se debiera, por ejemplo, en los momentos de sufrimiento intenso al fallecer un ser querido. Y es cuando le pedimos a esta persona, por lo general muy allegada, que no llore, que se ponga fuerte, como si el llanto fuera un signo de mojigatería, debilidad, pusilanimidad o cobardía, y no una reacción muy normal y saludable en determinadas ocasiones y no debe ser reprimido. Al contrario, facilitarlo, permitirlo, es muy beneficioso para el que sufre. El familiar se siente triste por la pérdida y tiene necesidad de expresar su pesar mediante el llanto inconsolable, desahogarse. Estas palabras que nos ocupan, obligan al afligido a coartar y esconder sus sentimientos, como si nada hubiera sucedido, dicho de otro modo, se le invita a comportarse como una persona anormal, pues no debe llorar cuando la situación lo demanda.

Reprimir a alguien sus emociones y sentimientos puede provocar el llamado “duelo patológico”, que es un duelo prolongado o que se presenta cuando no es tiempo para ello, hasta el surgimiento de una enfermedad física, porque “la pena que no se derrama en lágrimas hace llorar a otros órganos”.

En ocasiones se llevan a una consulta spicolofica a una persona en duelo de pocos días de evolución porque llora sin consuelo, apenas come alimentos, sólo los caldos y muy poco, permanece acostada y no desea hablar con nadie, excepto cuando le hablan del fallecido. ¿Usted no cree que sería más juicioso llevarlo a la consulta si estuviera risueña, feliz, contentísima porque se le murió su ser querido? Obviamente sí.

A veces el llanto nos parece “muy lógico” y hasta un rasgo “apropiado” del carácter; sin embargo, es en realidad anormal y debe ser objeto de contención. Pensemos, por ejemplo, en alguien a quien se le llama la atención y eso le provoca llanto, asimismo llora cuando se discrepa de sus puntos de vista; o tiene que ser evaluada por sus directivos y antes de iniciarla prorrumpe en llanto delante de ellos; o ante un tribunal examinador cuando no se está seguro de las respuestas. Todos estos llantos no son normales, pues las situaciones no lo ameritan; sin embargo, a estas personas que hacen de él una manera, muy efectiva a veces, de comunicarse, no se les sugiere asistir a una consulta de psicologica.

Al igual que el niño recién nacido expresa a través del llanto sus necesidades, hay adultos que hacen lo mismo, y para ellos llorar es su manera de enfrentar la vida: lloran si tienen problemas con el esposo, si el hijo les dijo algo indebido, si despiden a un ser querido que va de viaje, ante un melodrama si van al cine. Son los clásicos llorones, a los que sí hay que decirles: “No llores, ponte fuerte”.

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL VIAJE


Si hay algo en la vida que me gusta mucho es viajar, y gracias a Dios me permite tener un trabajo que me da ese placer. Cada vez que me encuentro en un aeropuerto o Terminal de autobuses, puedo ver el placer que siente cada viajero, y aunque se trate de un viaje de negocios o de una visita familiar. El solo hecho de estar en un aeropuerto, o en una estación de ferrocarril o en la Terminal de autobús ya le produce a la mayoría la sensación de estar a punto de pasar a otra dimensión. La dimensión del viajero a punto de comenzar una travesía.


La actitud cambia y también el comportamiento. Las personas suelen sentirse más libres, tienen la rara impresión de ser otros, diferentes, dispuestos a emprender un viaje que tiene más de imaginario que de realidad.

Como nadie se conoce, se puede fantasear otra identidad, y hasta sentir que el vecino de asiento es más un compinche que un desconocido, también jugando a ser otro.

En un viaje la gente suele hacer cosas inexplicables; como contarle al de al lado toda su vida sin vueltas, con todo detalle, como si fuera un psicoanalista, y terminar siendo más amigo de él que de ningún otro que haya conocido, con la única diferencia que cuando termina el viaje ambos se dan cuenta que ni siquiera se preguntaron el nombre o su teléfono y es así como las dos imágenes se disuelven como la de un sueño al llegar a destino.

Son dos personas que se encuentran, y sin preguntarse nada, solamente por el hecho de compartir el mismo asiento, se sienten inclinados a realizar ambos la misma catarsis. En psicología esta situación se considera terapéutica, por lo que un viaje largo se paga solo porque le ha ahorrado al viajero una consulta al psicólogo.


En los viajes nadie quiere continuar siendo el mismo ser gris que habita una gran ciudad, casi tan anónimo como los gorriones que pululan entre los árboles. Quieren destacarse un poco, conocer gente nueva, hacer cosas diferentes e ir a lugares que no acostumbran. Aunque se trate de un pueblo a sólo doscientos kilómetros del lugar donde se vive, igual se puede notar que todo es muy distinto. Ellos, los residentes, se parecen, tienen muchas cosas en común, pero a los forasteros los distinguen desde lejos.


Los de la ciudad caminan con cierto aire altivo como si fueran superiores, como si se las supieran todas y ya estén de vuelta. Es la actitud típica de los habitantes de las grandes ciudades que suelen mirar con cierto desdén a los del interior, como subestimándolos, como si fueran de otro planeta.


Todos dicen que la gente del interior es más buena, más inocente, sin malicia i ánimo de jugarle sucio a un viajero; y es verdad, eso se puede comprobar cada vez que visitamos una provincia.

Los niños en las escuelas son más educados, aceptan las consignas, respetan más a los maestros que los niños de las grandes ciudades, que son más indisciplinados, más rebeldes, menos dispuestos a aceptar las normas, acostumbrados a hacer lo que quieren.


Dicen que la gente del interior vive como hace cien años. Algunos no tienen televisión, otros sólo ven los canales de aire y no demasiada gente tiene Internet o cable. Ellos viven de otra forma, tienen más tiempo para comunicarse, para visitar a los familiares, festejar los cumpleaños o simplemente para tomar te con el vecino que es para ellos como alguien de la familia. No tienen que hacer tantas colas, viajes largos, o esperar su turno en todos lados.

Sólo los viajes permiten darse cuenta de todas estas cosas.

jueves, 10 de septiembre de 2009

¿QUÉ HACER CUANDO FALLECE UN SER QUERIDO?


Hace un año falleció mi hermano y resulto ser el acontecimiento más doloroso que he pasado. Y por tal motivo creo que ahora si estoy capacitado tanto teórica como prácticamente para hablar de las diversas etapas, que el ser humano pasa, y que a continuación describo:

Primera etapa o de negación.

Como su nombre indica, en esta etapa el sujeto niega la muerte del ser querido y son frecuentes las siguientes expresiones: “No, eso no puede ser”, “eso es mentira”, “díganme la verdad”, “no lo puedo creer”, etc. Al fallecido se le imagina de todas las formas menos muerto.

Segunda etapa o de rabia.

En ella el doliente despliega su hostilidad contra todos, hacia todos, incluyendo el propio fallecido. Culpa a los médicos porque supuestamente no le brindaron toda la atención necesaria o no le prestaron el debido interés. Esto debieran saberlo no sólo los familiares sino también los médicos para poder entender que éste tratar de responsabilizarlos a ellos y a la institución de lo ocurrido, es una reacción normal y habitual en todo el que pierde a un ser querido, y no un problema personal.

En esta etapa dirige la rabia contra el fallecido y es frecuente la pregunta “¿por qué me dejaste?”, hacerle reclamos, e incluso agredirlo: lo pueden apretar, golpear, sacudir, pidiéndole que le responda, que le hable, que le conteste, o simplemente que no se muera.

Es propio de la etapa que este familiar se culpe de no haber hecho todo lo posible por su ser querido y son comunes los siguientes pensamientos: “debí llevarlo a otro hospital”, “si lo hubiera tratado el Dr. X quizás no se hubiera muerto”, “si yo me hubiera dado cuenta antes, a tiempo, otro hubiera sido el desenlace”, y muchos otros similares.

Tercera etapa o de regateo.

Ésta se caracteriza por la búsqueda de un consuelo que disminuya su sufrimiento, y entonces se dice: “ya descansó”, “que Dios lo tenga en la gloria”, “menos mal que sufrió poco” y otras por el estilo. Como su nombre indica, esta etapa es de negociación, cuyo objetivo es liberarse de las culpas de la etapa previa.

Cuarta etapa o de aceptación.

Es el resultado final de la evolución normal del duelo. Ahora no se habla de resignación, que es una conformidad dolorosa, sino de aceptación, proceso mediante el cual se aprende a vivir sin el ser querido fallecido, a ser productivo, creativo, nuevamente libre y con una vivencia de mejor preparación para la vida.

Es importantísimo conocer estas expresiones y sobre todo las de la rabia, saber que es normal, y todos nos echamos la culpa por lo que pudimos hacer y no hicimos porque provoca una sensación de alivio considerable.
Otro aspecto notable en el manejo del duelo es facilitar el llanto y permitir expresar los afectos y emociones displacenteras, no reprimirlas con las conocidas frases “pon de tu parte” y “ponte fuerte” porque en nada ayudan al doliente.

Luego del duelo, es de mucha utilidad recoger y guardar las pertenencias del ser querido, así como las fotografías, de manera que no se convierta en un estímulo depresor, generador de mayor tristeza.

Otra sugerencia es evitar acudir al cementerio con frecuencia. Desde épocas inmemoriales la frase “en paz descanse” se utiliza para poner en las lápidas de los fallecidos en distintos países. Y dejarlos descansar es una opción acertada. Escoja un día para ir a ver la tumba del ser querido, que puede ser el Día de las Madres o de los Padres, el día de su nacimiento o cuando desee. No así el día que falleció, por ser un momento doloroso que no debe ser actualizado.

Por último, una recomendación útil es hacerle caso al cuerpo en todo momento, pues la evolución normal del duelo le irá diciendo lo que usted podrá ir haciendo. Si el cuerpo le pide no ingerir alimentos, no los ingiera. Ya llegará el momento de comer como habitualmente. Si el cuerpo le pide llorar, llore. Ya llegará el momento de volver a sonreír.

lunes, 7 de septiembre de 2009

ÉL NO ME DEJA...


Lamentablemente, tal manifestación aún se escucha en nuestro medio, a pesar de todos los esfuerzos que se han venido realizando a favor de la plena igualdad de la mujer.

En “Él no me deja...” los puntos suspensivos pueden ser sustituidos por disímiles actividades, como por ejemplo: trabajar, pasear, cortar el cabello, poner determinada pieza de vestir, maquillar de una forma específica, visitar algunos lugares, hablar con ciertas personas, etcétera.

Quienes utilizan esta expresión, deben entender que aunque se dice “Él no me...”, en realidad debiera ser “Yo permito que él no me...”, pues conscientes y muy a gusto, toleran, permiten, acceden, desean, ser tratadas con este tipo de imposiciones que las limitan. Otras, las menos, permiten este tipo de limitaciones sin una conciencia cabal de los perjuicios ocasionados en su desarrollo personal; pero repito, la mayoría de ellas participa conscientemente de estas conductas anómalas en su relación matrimonial: si el esposo no la deja trabajar es porque a ella le hace sentir bien no tener obligaciones laborales, si el esposo no la lleva a distraer es porque a ella le gusta quedarse en la casa y asumir el papel de víctima o de mártir, si el esposo la maltrata verbal o físicamente y no responde, tiene evidentes rasgos masoquistas en el carácter.

Quizás usted considere que para ganar a veces hay que perder y si la esposa no cede, el matrimonio puede entrar en conflicto y disolverse. Todos esos argumentos son buenas justificaciones para asumir un papel pasivo en las relaciones conyugales.

Si la mujer no trabaja tiene que depender económicamente de su pareja, y se cumplirá el principio administrativo “el que paga manda”. Si ella permite que él no comparta las distracciones, puede ocasionarle síntomas neurasténicos, como el cansancio físico y mental, irritabilidad, peso en el cerebro, disminución de la productividad, dificultades con la atención, la concentración y la memoria, poca o ninguna satisfacción sexual, los ruidos le resultarán insoportables y la llevará a pegarle a sus hijos, a no dejar que oigan música y ni siquiera que jueguen o le hablen.

Al permitir a su esposo el maltrato físico o verbal, estará iniciando una relación sadomasoquista, es decir, cuando una persona siente placer en ocasionar dolor, sea físico o moral y la otra persona lo siente al recibirlos.
Pienso que es preferible modificar “Él no me...” por “Yo no permito que...”

viernes, 14 de agosto de 2009

SIEMPRE ESTOY APURADO


¿Cuántas veces usted habrá oído esto? Seguramente muchas y quizás lo haya dicho en alguna oportunidad. Así es, hay personas que siempre están apuradas, como si el tiempo no les fuera a alcanzar para hacer lo que se proponen o como si todo lo que hicieran fuera una obligación.

Se levantan temprano, desayunan rápido, a veces de pie o caminando, salen rápido de sus casas para sus respectivos trabajos, caminan rápido, terminan su labor y salen disparadas para sus casas, se ponen a hacer los quehaceres rápidamente para terminarlos rápido y así hacen todos los días hasta que comienzan a sentir, a darse cuenta de que “siempre están apuradas”.

Estas personas en todo momento tienen los dientes apretados, se quejan de dolores en las piernas, el cuello y la espalda debido a la tensión muscular. También pueden tener dolores de cabeza por la misma razón.

¿Qué se pudiera hacer para evitar estar siempre apurado? Lo primero es percatarse de que se está de prisa, es decir, hacerlo consciente. Una vez ocurrido esto, todo será más fácil.

Hay determinadas situaciones en las que necesariamente hay urgencia. Por ejemplo, en las mañanas para llegar puntual a la fábrica, oficina, escuela, en fin, al lugar donde trabajamos o estudiamos, con lo que podemos evitar problemas adicionales. Realizar bien las funciones laborales o estudiantiles, docentes o asistenciales, de servicios o productivas, es otro paso imprescindible para contrarrestar la sensación de apremio.

Una vez terminada la jornada laboral sería prudente no retirarse de inmediato al hogar. Es recomendable permanecer aunque sean cinco minutos sentado, tranquilo, relajado, con los ojos cerrados en el propio puesto de trabajo, en el vestidor, en el salón de espera, para tratar de “dejar ahí” parte de las tensiones laborales, o se puede emplear ese tiempo en ejercicios de relajación y respiratorios.

Al ir hacia el hogar no debe hacerlo de prisa. Si el trayecto lo hace caminando, puede desviarse de la ruta habitual, entrar a las tiendas aunque sólo vea lo que se está ofertando, llegue a hacer una breve visita a casa de algún conocido, sólo para saber de él o ella, o simplemente camine lo más despacio posible, disfrute de su propio andar. Puede sentarse en algún parque a leer algún artículo del periódico preferido. Todo lo descrito llevará quizás diez, veinte o treinta minutos más de lo habitual, pero el beneficio del autocontrol los requiere.

Si el trayecto lo hace en ómnibus, una variante pudiera ser, si no es excesiva la distancia por recorrer, abandonarlo una parada antes o después de la que le pertenece y hacer lo descrito en párrafos precedentes. Si el trayecto lo realiza en un automóvil privado, se deben evitar aquellas carreteras de mayor tráfico, aunque eso implique unos minutos de demora hacia el destino.

Al llegar al hogar, tampoco es recomendable entrar inmediatamente. Pueden utilizarse otros cinco o diez minutos sentado en el umbral de su puerta, en los bancos de la entrada, en el parque de enfrente. Al entrar a casa es una buena opción ponerse a hacer lo más perentorio, lo más necesario. Y trate de tener un pensamiento económico que ponga todo en función de usted y no al revés. Fregar la vajilla es importante, pero si lo necesita, decansar es más importante aún. Mantener la casa limpia es importante, pero dormir lo es más si tiene sueño. Lavar la ropa es importante, pero comer lo es más si tiene mucho apetito. En fin, su casa y lo que en ella usted tiene que hacer son importantes, pero usted es mucho más importante que todas esas cosas juntas.

Al sentarse, no olvide tratar de poner los glúteos, es decir, las nalgas, lo más cercanas al borde del asiento, tirar las piernas hacia adelante, entreabrirlas ligeramente, descolgar los brazos a ambos lados del cuerpo y dejar caer la cabeza sobre el pecho o recostarla del asiento hasta lograr una posición lo más cómoda posible. Otra variante de esta posición es apoyar los brazos semiflexionados en los muslos como hacen los cocheros. Entonces, cierre los ojos y piense en un cielo azul, una pradera verde, un mar azul claro en calma, lo cual contribuirá a su relajación.

Por último, oblíguese a esperar, a caminar despacio, a hablar despacio, leer despacio, en definitiva

viernes, 7 de agosto de 2009

EL PROBLEMA ES QUE YO NO SÉ DECIR QUE NO



Acostumbran a decir esto personas con manifestaciones de neurastenia, es decir, cansancio físico y mental, dificultades para concentrarse, lo cual les acarrea trastornos de la memoria de diversos grados, cefalea suboccipital referida como un “peso en el cerebro”, somnolencia diurna e insomnio nocturno, disminución de la productividad del trabajo y desarreglos en la esfera sexual. Estos trastornos que afectan diversas esferas de la vida del individuo son consecuencia en la mayoría de las ocasiones de la manera en que enfrenta su vida.

La persona que “no sabe decir que no” es un sujeto con magníficos atributos personales: puntual, disciplinado, cumplidor, confiable, obediente, permeable a la crítica y a la presión del grupo, etc. Además, también goza del respeto y la consideración de los compañeros de trabajo, de familiares y amigos.

Entre sus características se encuentra la incapacidad para evitar que sobre sí mismo se multipliquen las responsabilidades y obligaciones. Y no sabe evitar nuevas tareas impuestas, a pesar de tener muchas más que el resto de sus compañeros. Así, es jefe del colectivo de estudio o de trabajo, además de monitor de varias asignaturas o dirigente sindical; con cargos en alguna organización de vecinos, política, fraternal o religiosa; con una familia a la que atiende de forma esmerada. En otras palabras: “el hombre orquesta”.

Pero, como su vida se diluye entre incontables obligaciones, cada una de las cuales le demanda determinada cantidad de energía física y mental y la mayor parte de su tiempo, él, que no sabe decir que no, comienza a agotarse y a pensar que tiene alguna enfermedad física, generalmente anemia o hepatitis, causante de su decaimiento y la somnolencia durante el día.

Y uno de los primeros consejos a este tipo de personas es el deber de aprender a decir No, como mecanismo defensivo para evitar el exceso de responsabilidades y tareas. Este recurso le permitirá hacer un uso más racional de sus potencialidades, conservar su capacidad laboral, conocer sus limitaciones por las experiencias pasadas, etc. Y lo más importante, evitar las manifestaciones neurasténicas.
Decir No le dejará brindar una oportunidad a otro individuo para desarrollar sus capacidades, demostrar sus habilidades y contribuir al buen funcionamiento del colectivo de estudios o de trabajo.

Decir No le protegerá contra quienes no desean tener responsabilidad alguna ni tampoco desean asumir una actitud de compañerismo hacia aquel que está atiborrado de obligaciones.

Hay situaciones en las que no se puede decir No; otras en las que no se debe decir No; algunas en las que no es prudente o no conviene decir No. Pero hay un gran número de oportunidades en las que sí podrá decir claramente No y esa negativa no le ocasionará problema alguno.

Por último, usted ha dicho casi siempre Sí. Por una vez que diga No, el mundo no se detendrá. Y mañana, el sol volverá a brillar para todos.

jueves, 30 de julio de 2009

Y CON ESTA SUERTE QUE ME CARGO!!!


Esta es una Expresión que escuche decir, el día de ayer, por una amiga, y es que en el transcurso de una semana, le ha pasado una serie de cosas negativas, que van desde, perder un autobús, que le cancelaran unos conciertos, que no le entregaran sus cds a tiempo y por ultimo, no tener dinero para regresar a su casa.

Y aunque estoy seguro que ella no cree en la mala suerte, hay muchas personas con dificultades en sus vidas, que con frecuencia dicen algo semejante. Es una declaración negativa pues quien lo dice se priva de algo positivo. Sería como si dijera: “Yo no tengo inteligencia”, “yo no tengo valor”, “yo no tengo bondad, honor, etc.”. Es además pesimista, pues no tener suerte es sinónimo de ser un fracasado. Es, pues, un pensamiento negativo. Por tanto, usted no tiene suerte no porque no la tenga, sino porque piensa que no la tiene.

Detrás de esta expresión se esconde también una forma “mágica” de pensar. Si las cosas salen bien es por la buena suerte y si salen mal es por la mala suerte que tenemos. Todo depende de ella. Niega la posibilidad a la persona de influir en su futuro, en que las cosas le salgan bien, regular o mal, lo deja todo a la suerte. Quienes piensan así no ven la participación que tienen en que su vida cambie.

¿Por qué no se tiene suerte? Porque se hacen muchas cosas impropias: si no le fue bien en el matrimonio, puede haber elegido la pareja inadecuada, no la conoció suficiente antes de formalizar la relación, no modificó determinados rasgos de su carácter que entorpecen la convivencia en pareja, etc. Entonces se divorcia y encuentra (para usted) el hombre ideal o la mujer de sus sueños, pero con el inconveniente de tener compromiso. Ahora se lamenta de su mala suerte y decide rehacer su vida con alguien que lo necesite y comienza otra relación con una persona a la cual usted le lleva veinte años y que efectivamente le necesita, pero... por un tiempo.

Y así, irá de fracaso en fracaso, echándole la culpa de su falta de previsión a la mala suerte. Por favor, no culpe a la suerte de su incorrecta manera de actuar. ¡Su mala suerte es usted!

jueves, 23 de julio de 2009

MI ESPOSO ME MALTRATA, INCLUSO ME HA PEGADO.


El dia de hoy dedico este articulo a una persona muy allegada a mi, ya que hace algunos dias me encontraba en una carne asada, y paso algo que nadie esperaba, una pareja conocida por nosotros empezó a discutir y un par de segundos despues, el esposo le golpeo la cara, a mi amiga, lo que paso posteriormente no esta tan relevante, pero en ese momento recordé las palabras de ella, días atrás; MI ESPOSO ME MALTRATA, INCLUSO ME HA PEGADO.

Esto por desgracia, no lo escuchamos tan poco como deseamos. La violencia doméstica existe en no pocos de nuestros hogares, sea verbal o física y es la mujer en la mayoría de las ocasiones la que lleva la peor parte.

Detrás de estas palabras hay diversas cuestiones que merecen ser analizadas. En primer lugar, una mujer que se respete difícilmente será objeto de maltrato alguno en las relaciones conyugales ni en ninguna otra situación cotidiana. Una mujer decidida a que se le respete, infunde, a mi juicio, más temor que cualquier hombre. En segundo lugar, ¿quién la maltrata? Le maltrata el hombre elegido con libertad y con el cual muchas veces continúa a pesar de ese referido maltrato. En tercer lugar, esta persona se queja diciendo que “incluso le ha pegado”. Amigo lector o amiga lectora, sepa usted que todo hombre que le pega a una mujer una vez, lo seguirá haciendo después, si se le tolera o perdona.

Esto es una realidad. Y en la expresión analizada se deduce no sólo el maltrato, sino la recurrencia a otra forma mucho más peligrosa, degradante, inhumana y, más que todo, poco viril en su relación, la violencia física. Sin embargo, en este caso, esa relación continuó de forma anormal, la cual no sólo es dañina para los cónyuges, sino también para los hijos.

Si se trata de hijas, se les está enseñando a soportar vejaciones, insultos, golpes, y por el modelo de relación matrimonial, es posible que eviten el casamiento porque el ejemplo recibido es infeliz.

Si se trata de hijos, se pueden convertir, como su padre, en abusadores habituales de sus parejas, pues si el padre le pegaba a la madre y ella lo toleraba, “¿por qué no pegarle a mi pareja, si no es mejor que mi madre y ella lo permitía?” Y este razonamiento, además de convertirlos en sádicos, les ocasionará una inestabilidad matrimonial, sin dudas, porque no todas las mujeres soportan ni permiten que sus maridos las maltraten.

Luego, por el bien suyo, de su matrimonio y de sus hijos, en fin, de la familia, evite por todos los medios, pronunciar algo semejante en su vida.

De preferencia envia tus comentarios a mi correo dioyenes@ gmail.com

miércoles, 15 de julio de 2009

A TODOS MIS HIJOS LOS QUIERO IGUAL


Hace un par de semanas me invitaron a un lugar de Reynosa para hablar sobre, la relación de padres e hijos, y uno de los puntos mas destacados de esa platica fue esta frase “A TODOS MIS HIJOS LOS QUIERO IGUAL “, y a mas de uno, nos es familiar estas palabras, y precisamente esta era la expresión de mi madre al referirse a la preferencia de sus hijos. A primera vista, parece ser una manifestación justa y solidaria. Sin embargo, en ocasiones, es profundamente injusta y generadora de rivalidades y celos entre los hermanos.

El afecto de los padres y las madres es como un medicamento, cuya actividad beneficiosa está enmarcada en la llamada “ventana terapéutica”, por debajo de dicho umbral, el medicamento no ejerce efecto alguno y por encima, ocasiona efectos indeseables. El desamor paterno es dañino y el exceso de demostraciones de afecto también lo es. ¿Cómo se puede demostrar igual el amor a hijos que son diferentes? ¿Cómo se puede demostrar igual el amor a hijos que se comportan de manera desigual? He visto a hijos delinquir para lograr de los padres las demostraciones de afecto y el apoyo dado a otro hijo que previamente lo había hecho. He conocido adolescentes cuya tentativa de suicidio fue para obtener de los padres lo que a otro hijo se le ha dado. He escuchado a hijos valiosos lamentarse de no haber recibido de los padres las atenciones recibidas por su hermano, un alcohólico deteriorado.

A todos los hijos no debiera demostrarse de igual manera el afecto, sino según su comportamiento familiar y social. Si usted tiene un hijo bueno, afable, noble, cumplidor de sus obligaciones, respetuoso, en fin, con muy buenas condiciones humanas y tiene otro que es impulsivo, agresivo, tomador de bebidas alcohólicas, transgresor del orden establecido, etc., ¿cuál de los dos merece mayores demostraciones de afecto? Muchos dirán que el primero y otros dirán que el segundo. Por experiencia personal me atrevo a decir que yo considero que pertenezco a la primera clase de hijos y mi hermano pertenecía a la segunda clase de hijos, no tengo duda del afecto de mis padres hacia mi, pero era muy evidente la preocupación y la atención de mi madre, sobre mi hermano, y en algún momento los papeles cambiaban. Y he llegado a la conclusión de que mi madre demostraba mas afecto al hijo que tenía más problemas. Yo no se en realidad cual de los dos hijos merece mas afecto pero es muy claro que a uno de los dos, se le demostrara mas simpatía. Si no eres de la segunda clase de hijos y tus padres no te demuestran más cariño, es por que tu hermano no necesita más.

Sé que puede haber muchas personas que no coincidan con esta manera de pensar, pero no se trata de ponernos de acuerdo, sino de reflexionar sobre el afecto que se les da a los hijos y cómo ello puede influir en su bienestar.

jueves, 9 de julio de 2009

EL BIPOLAR CREATIVO


Antes que nada quiero agradecer a mi amiga Rousmairin, ya que ella me ha pedido que hable sobre la bipolaridad, y eso ha hecho que recuerde a mi mejor maestro, y sobre todo un buen amigo. En un par de ocasiones me comento que el era bipolar. Una de las muchas cosas que admiro de el, es su energía creativa y es por eso que he relacionado la bipolaridad con la creatividad.

El trastorno bipolar se encuentra en una cantidad desproporcionada de personas con talento creativo, tales como artistas, músicos, escritores, poetas y científicos, y algunos acreditan a su condición de bipolar el tener tal creatividad. Muchas famosas figuras históricas que tiene el don de la creatividad, comúnmente se cree que han sido afectadas por el trastorno bipolar, y fueron diagnosticadas póstumamente basándose en cartas, escritos, hechos contemporáneos o en otros materiales. Mientras que el desorden comúnmente incrementa la energía creativa, el síntoma de depresión, prontamente hace que la persona se ponga rabiosa y frustrada. Es un ciclo con el que muchas personas famosas han tenido que vivir durante toda su vida.


Kay Redfield Jamison, quien padece del desorden, es considerada una experta y líder en el tema de este con la creatividad. Investigaciones indican que mientras la manía puede contribuir a la creatividad (ver Andreasen, 1988), la fase hipomaniaca experimentada en bipolares I y II, y en la ciclotimia parece producir la mayor contribución a la creatividad (ver Richards, 1988). Ello porque produce, por ejemplo, un incremento en la energía, confianza y actividad, pero pronto el espiral termina en un estado que debilita la creatividad.


La fase hipomaniaca de la enfermedad permite una mayor concentración en las actividades, y la fase maniaca permite trabajar las 24 horas sin detenerse, con una aparente necesidad mínima de sueño.


Otra teoría es que la manía produce una aceleración en el pensamiento lo que permite una mayor y más rápida generación de ideas, produciendo también una larga asociación de estas ideas e información sin una relación aparente.


Strong dijo que las personas con trastorno bipolar también podrían mostrar tendencias creativas, porque ven el mundo desde dos perspectivas diferentes, a través de las cuales los mismos ambientes se tornan distintos dependiendo del estado de ánimo del observador. Esta "doble visión'' del mundo podría permitir a los pacientes maníaco depresivos ser más abiertos, una de las características que distingue la creatividad, según Strong.

Muchos pacientes no quieren tomar los medicamentos para el trastorno bipolar por miedo a que afecte su creatividad, pero estos hallazgos parecen sugerir lo contrario, indicó Strong

jueves, 2 de julio de 2009

NO SOPORTO ESTAR SOLO


Así he escuchado decir a personas que al parecer tienen una necesidad excesiva de estar acompañadas. Digo al parecer porque eso no es lo más relevante en ellas. Su problema no consiste en sus deseos de estar en compañía de otros sino en su incapacidad para permanecer con ellas mismas. Literalmente hablando, estas personas no se soportan a sí mismas porque no han aprendido a disfrutarse. Y es por eso que no toleran estar solas.

Cuando uno ha aprendido a estar solo, disfruta de esos momentos de soledad. Siempre tiene algo útil que hacer, algo o alguien en quien pensar, alguna forma creativa de emplear el tiempo cuando la única compañía es uno mismo. Hay quienes, aun junto a sus seres queridos, necesitan, en determinados momentos, estar solos, aunque sea por breves períodos de tiempo. Y lo logran sin que por ello se afecte la comunicación ni el clima emocional de la familia.

¿Cuántas cosas puede hacer una persona cuando está a solas? Muchas. Por ejemplo, puede decorar la casa de manera diferente, preparar una comida especial, leer un buen libro, hacer ejercicios físicos, de relajación, oír música, cuidar del jardín, sembrar alguna nueva planta, arreglar y ordenar el armario, sus gavetas, hacer una limpieza general, descansar, meditar, dormir.

Sin embargo, quienes no se soportan cuando están a solas no tienen una rutina cotidiana establecida, hacen las cosas sin deseos, desmotivados, como si fuera un castigo, sin creatividad alguna. Están aburridos, a pesar de que quizás haya muchas cosas por hacer o, por el contrario, las hacen con tal rapidez que en breve tiempo han terminado y vuelven a quedar ociosos, supuestamente, y esa inactividad artificial les genera malestar, ansiedad, tedio, estados anímicos desfavorables los cuales conspiran contra su bienestar. En otras palabras, no saben planificar qué hacer cuando están a solas para no sentir soledad.

El ser humano está necesitado de compañía. Es una condición humana. Así como también lo es su individualidad, su privacidad. Por tanto, las relaciones con otras personas son imprescindibles y la soledad también para lograr una personalidad armónica.

miércoles, 24 de junio de 2009

QUIERO OLVIDAR Y NO PUEDO


Esto es frecuentísimo en personas que han estado envueltas en algún acontecimiento doloroso: pérdida de seres queridos, o de una relación amorosa, situación laboral frustrante, etcétera.

Esta expresión pudiera parecer adecuada, porque es muy lógico para esa persona querer olvidar el acontecimiento causante de ese dolor moral. Para ella esto es normal. Y ahí radica precisamente lo anormal de la expresión.

El ser humano olvida cuando está enfermo del cerebro de manera irreversible o de forma reversible a causa de una enfermedad local del propio órgano o de las sustancias que a él llegan. Es lo que sucede en los ancianos dementes o arterioescleróticos cuya memoria de fijación está deteriorada, conservándose en cierta medida la memoria de evocación, es decir, la que le permite recordar hechos pasados. Al avanzar la enfermedad, esta memoria también sufre un deterioro significativo.

El ser humano olvida aquellos estímulos que no fueron capaces de dejar una huella en el cerebro para ser evocada. Un ejemplo de ello es que nadie seguramente puede memorizar las vestimentas de todas las personas con las que se tropezó durante el día de hoy; o el color de los ojos de quien nos pasó por delante en la tercera calle de nuestro recorrido. No recordamos tales hechos porque no les prestamos la debida atención, pues no eran de nuestro interés y por tanto, los estímulos no dejaron huella alguna. Sería agotador para el cerebro almacenar toda la información recibida sin discriminación.

Ahora bien, cuando un estímulo, un hecho, es lo suficientemente significativo, usted no lo puede ni lo podrá olvidar nunca más. A no ser que comience a padecer una enfermedad cerebral de las que hice referencia: no se le olvida nunca mientras esté sano su cerebro el nacimiento de un hijo, aunque ya no sienta los dolores de parto; no se le olvida su primer amor, aunque ella o él hicieran sus respectivas vidas; no se le olvida su primer maestro, aunque hoy esté fallecido; no se le olvida cuando se divorció, aunque ya el malestar de ese momento no existe; no se le puede olvidar el fallecimiento de su ser querido, aunque se sonría, ría a carcajadas o haga bromas hoy que han transcurrido varios años de ese suceso doloroso.

La única forma que existe de no recordar algo es que nunca hubiera ocurrido en nuestras vidas. Por tanto, la estrategia no es querer olvidar lo sucedido sino recordarlo de otro modo. ¿Por qué es menester evocar los sufrimientos de mi ser querido antes de fallecer y no sus buenas cualidades, su carácter, su forma de ser conmigo, los años pasados juntos?

¿Por qué rememorar tristemente a la pareja que perdí y no complacerme por haberla tenido? Por tanto, no se empeñe en olvidar lo que es inolvidable. Recuérdelo de una diferente manera y el tiempo también le ayudará.

martes, 23 de junio de 2009

MI VIDA NO TIENE SENTIDO


Cada vez que escucho esta expresión no dejo de sobrecogerme a pesar de la poca experiencia acumulada y de todo lo poco aprendido durante mis años de trabajo. Y es que cuando la vida carece de sentido, el próximo paso para una cantidad no despreciable de seres humanos que así se expresan, es la autodestrucción, ya sea por suicidio o mediante formas de vida insanas.

Una existencia sin sentido no tiene calidad. Es por ello que el ser humano debe empeñarse en encontrar la vía por la cual dirigir sus energías hacia el logro de una trascendencia social cuyo resultado sea la satisfacción personal. Claro está, el sentido de la vida no es algo común para todos los individuos, es personal, porque lo que me lo da a mí no lo dará a mis padres, hermanos y avmi pareja. Luego, lo primero que usted debe hacer para dar sentido a su vida, es preguntarse cuál es su mejor atributo, su mejor cualidad, en qué aspecto es realmente bueno. Y de eso no es difícil darse cuenta. Muchas personas a lo mejor lo buscan porque es buen conversador, o sabe arreglar bien los cabellos, o explicar bien las cosas para que otros la entiendan, o sabe de mecánica o de computación, o hace unos dulces de guayaba exquisitos, o cose muy bien, o escribe a máquina de manera impecable...

Una vez que descubra ese atributo, dedíquele una parte de su tiempo para buscar la mayor perfección, y hágalo de manera consciente, no como un pasatiempo, sino como una obligación: usted le está dedicando a ese atributo una parte de su tiempo porque ello le dará un sentido a su existencia y su deber es perfeccionarlo al máximo. Si sabe arreglar los cabellos, debe tratar de llegar a ser un estilista, estar al tanto de lo que se hace en otros lugares dentro y fuera de su país, de la última moda; y si no desea ponerse metas tan ambiciosas, pues al menos debe conocer qué están haciendo los peluqueros de su ciudad o pueblo, y tratar de hacerlo, al menos igual, si no lo puede hacer mejor que ellos. Recuerde que esas personas tienen dos manos y un cerebro lo mismo que usted. Lo demás es la dedicación personal y el amor con que haga lo suyo. Cuando empiece a notar que arreglar los cabellos a las personas dejó de ser un trabajo y ya es otra cosa, no ajena a sí mismo, sino que es parte suya como lo puede ser un lunar o las canas, entonces, estará en el momento adecuado para empezar a dedicarle todo el tiempo de su vida, pues le está brindando un sentido a su existencia.

Otras veces no hay que descubrirse atributo alguno, ni competir con nadie. Simplemente mire a su alrededor y trate de encontrar la persona más necesitada de usted, por ejemplo, su abuela, su pequeño hijo, su esposa enferma, su esposo con una gran cantidad de responsabilidades, etc. Dedíquese a mejorar la calidad de vida de ellos y eso también mejorará la suya.

Dicho incentivo en ocasiones se puede encontrar en su propia tragedia. He conocido madres que han perdido un hijo por suicidio y se han consagrado a ayudar a otras madres y familiares con una experiencia similar y ello le ha complacido. También hay padres que han tenido un hijo con Síndrome Down (mongolismo) y se han entregado a su educación en todos los sentidos, sumando en ese empeño a quienes tienen hijos portadores de la misma enfermedad. Otros llegaron a darle un sentido a sus vidas, en la búsqueda de las causas de la enfermedad de su hijo, hasta ese momento desconocidas para la ciencia.

Al parecer, para algunos no hay nada que los entusiasme, y en esos momentos tal vez un animal afectivo pueda lograrlo. Hemos encontrado en nuestra práctica profesional sujetos que viven solos, sin pareja ni hijos, muy tristes, y se les ha sugerido criar un animal de compañía al cual brindar afecto y atención y así han encontrado una razón para vivir.

Como puede darse cuenta, siempre habrá alguien o algo, incluso cuando usted considere que no, que abra un nuevo horizonte para su vida.

martes, 28 de abril de 2009

Los sueños


Cuando hablamos de los sueños, estamos hablando de proyectar en pensamientos, nuestro futuro cercano, si tú sueñas con un pasado traumático, estas construyendo un presente y un futuro lleno de resentimientos y dolor, pero si sueñas con amor, estas proyectando un futuro lleno de plenitud y éxito. Así que ten mucho cuidado con tus sueños, por que en lo que piensas hoy es en lo que te convertirás el día de mañana.

El soñar, nos lleva a actuar y al actuar construimos o destruimos nuestro mundo, ascendemos o descendemos a la humanidad.

Pensar en resultados incluye tres elementos

* La situación presente: donde estás ahora?
* La situación deseada: donde quieres estar?
* Tus recursos: como ir de donde estás a donde quieres estar?

Diseño de resultados:

Repasemos unas preguntas básicas que te ayudarán a diseñar tus objetivos en forma eficaz.

Expresado en Positivo ¿Qué quiero?

Los resultados deben estar expresados en positivo, es decir ¿"qué es lo que quiero lograr"? y no ¿"qué es lo que no quiero"?

Preguntas:¿Qué conseguiré en caso de lograr este resultado? ¿Cómo cambiaría mi situación y mi vida cotidiana si alcanzo este resultado?

Pruebas ¿Cómo sabré que logré lo que deseaba?

Decide previamente cual será la evidencia que te indique que alcanzaste el resultado previsto.

Preguntas:¿ Cómo sabré que he logrado el resultado deseado?

Preguntas:¿Cuándo quiero este resultado? ¿De qué recursos dispongo para lograrlo? ¿Quién me puede ayudar? ¿Qué estoy dispuesto a hacer?

Auto controlado:

Esto significa que mis resultados deben estar enfocados dentro de los aspectos que pueda controlar.

Preguntas: ¿Qué cosas están fuera mi control y cuales bajo de él?

El descubrir tu potencial en esta vida, exige de tu parte el compromiso de volar alto y para llegar a esto tendrás que afinar algunos puntos en tu interior:

1- Cambiar de mentalidad y darte cuenta que si puedes hacerlo, si otro lo a echo, ¿Por que tu no? Lo que tu mente puede crear y creer lo puede realizar.


2- Compromete tu ser con tu meta en la vida, todo lo que hagas hazlo con amor y con la mentalidad de servir a los demás. Y cuando vueles disfrútalo, sin importar los resultados inmediatos.


3- Si fallas, no decaigas, regresa al camino, rectifica en lo que te equivocaste y vuelve a intentarlo.


4- Date cuenta que no estas solo, Dios esta contigo, si tu fe es lo suficientemente poderosa y te entregas de corazón a su voluntad, él nunca fallara. El ser humano es imperfecto Dios es perfecto. Si tú te equivocas él no.


5- Ponte metas altas y lucha por alcanzarlas. Nunca dejes tus metas inconclusas, lucha y esfuérzate por ganar, solo aquel que da la milla extra en la carrera, encontrara la meta. Esfuérzate por alcanzar la meta. -Ganar ¿Acaso hay otra alternativa?-


6- Rodéate de estrellas en la vida, para alcanzar una estrella aprende de ellas. Si solo te rodeas de gente negativa, violenta, sin escrúpulos, pronto te convertirás en lo mismo. Lucha por mantener dentro de tu círculo de amistades solo a personas con valores y aprende de ellas. Aquel que realmente te quiere es aquel que te reta a superarte.


7- Traza un plan y trabaja arduamente para lograr los objetivos deseados, solo aquel que sabe a donde va, llegara a su destino con certeza. No escatimes tiempo en el planear, este se convertirá en tu mapa para alcanzar tus sueños, cada vez que se te olvide el camino busca el mapa y retoma el camino para alcanzar tu meta. “Siempre daré un paso más. Si ése no es suficiente daré otro y aún otro. En realidad, un paso a la vez no es muy difícil.”

El fracaso tiene mil excusas, y el éxito no requiere explicación. Cada vez que no logramos algo tenemos una magnifica disculpa, el mediocre busca instintivamente una justificación para su fracaso y por supuesto siempre juega el papel de victima.