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miércoles, 15 de julio de 2009

A TODOS MIS HIJOS LOS QUIERO IGUAL


Hace un par de semanas me invitaron a un lugar de Reynosa para hablar sobre, la relación de padres e hijos, y uno de los puntos mas destacados de esa platica fue esta frase “A TODOS MIS HIJOS LOS QUIERO IGUAL “, y a mas de uno, nos es familiar estas palabras, y precisamente esta era la expresión de mi madre al referirse a la preferencia de sus hijos. A primera vista, parece ser una manifestación justa y solidaria. Sin embargo, en ocasiones, es profundamente injusta y generadora de rivalidades y celos entre los hermanos.

El afecto de los padres y las madres es como un medicamento, cuya actividad beneficiosa está enmarcada en la llamada “ventana terapéutica”, por debajo de dicho umbral, el medicamento no ejerce efecto alguno y por encima, ocasiona efectos indeseables. El desamor paterno es dañino y el exceso de demostraciones de afecto también lo es. ¿Cómo se puede demostrar igual el amor a hijos que son diferentes? ¿Cómo se puede demostrar igual el amor a hijos que se comportan de manera desigual? He visto a hijos delinquir para lograr de los padres las demostraciones de afecto y el apoyo dado a otro hijo que previamente lo había hecho. He conocido adolescentes cuya tentativa de suicidio fue para obtener de los padres lo que a otro hijo se le ha dado. He escuchado a hijos valiosos lamentarse de no haber recibido de los padres las atenciones recibidas por su hermano, un alcohólico deteriorado.

A todos los hijos no debiera demostrarse de igual manera el afecto, sino según su comportamiento familiar y social. Si usted tiene un hijo bueno, afable, noble, cumplidor de sus obligaciones, respetuoso, en fin, con muy buenas condiciones humanas y tiene otro que es impulsivo, agresivo, tomador de bebidas alcohólicas, transgresor del orden establecido, etc., ¿cuál de los dos merece mayores demostraciones de afecto? Muchos dirán que el primero y otros dirán que el segundo. Por experiencia personal me atrevo a decir que yo considero que pertenezco a la primera clase de hijos y mi hermano pertenecía a la segunda clase de hijos, no tengo duda del afecto de mis padres hacia mi, pero era muy evidente la preocupación y la atención de mi madre, sobre mi hermano, y en algún momento los papeles cambiaban. Y he llegado a la conclusión de que mi madre demostraba mas afecto al hijo que tenía más problemas. Yo no se en realidad cual de los dos hijos merece mas afecto pero es muy claro que a uno de los dos, se le demostrara mas simpatía. Si no eres de la segunda clase de hijos y tus padres no te demuestran más cariño, es por que tu hermano no necesita más.

Sé que puede haber muchas personas que no coincidan con esta manera de pensar, pero no se trata de ponernos de acuerdo, sino de reflexionar sobre el afecto que se les da a los hijos y cómo ello puede influir en su bienestar.

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