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viernes, 4 de diciembre de 2009

UN MUNDO PARALIZADO


Literalmente me atrevo a decir que el mundo estará paralizado hoy por ese gran sorteo de FIFA World Cup, South Africa 2010 y no por que todos los habitantes estén pendiente, si no por que en todos los países estarán transmitiendo el mismo evento simultáneamente. Y es por esta razón que el este articulo esta dedicado especialmente a la importancia que tiene el fútbol en las sociedades modernas ya que es un fenómeno mundial. Y el día de hoy nos podemos dar cuenta la gran influencia psicológica, económica, política e ideológica que tiene el futbol al momento de ser revelados los grupos de la nueva FIFA World Cup, South Africa 2010.

Ya que es uno de los principales motivos de estados de ánimo nacionalistas para los individuos y sus sociedades, sin mencionar que es una de las ocupaciones en el uso del tiempo libre en la sociedad mexicana y mundial.

El fútbol es uno de los aspectos característicos de nuestra civilización. Es uno de los fenómenos que forma parte de la cotidianidad del ciudadano de nuestro tiempo, le guste o no, se topa con él diariamente, ya sea en el radio, la televisión, en los periódicos o las conversaciones de otros, como dice Joan Riera, “...el deporte se ha convertido en un rico y apasionante aspecto de nuestra sociedad digno de ser estudiado desde perspectivas educativas, económicas, sociológicas, políticas, biológicas y psicológicas.

Pese al gran beneficio individual, económico y social, el futbol es una actividad física y mental sumamente subvaluada como parte importante en la formación educativa de los individuos en sus sociedades y por ello se le otorgan bajos presupuestos en las escuelas, en todos sus niveles, en especial en los países menos desarrollados.

Sin embargo, el fútbol, considerado como el rey de los deportes es ampliamente difundido por todos los medios masivos de comunicación. Más allá de lo que se da a conocer en los mencionados medios, tiene una gran importancia social, de acuerdo a lo que a continuación se resume de Norbert y Dunning, que mencionan que el fútbol:

Rivaliza con el sexo como tema recurrente y frecuente frente a otros de interés y debate dentro de los temas que manejan los círculos de varones en las sociedades de todo el mundo, es una actividad recreativa en todos los países del mundo, es tan importante como muestra de poder que se ha usado el boicot deportivo como arma en las relaciones geopolíticas, Implica una oportunidad para alcanzar movilidad social ascendente y en nuestro país, es una de las profesiones mejor pagadas.

Kitchin, sociólogo inglés considera que es el fútbol el único “idioma mundial” aparte de la ciencia. Un ejemplo del peso e impacto que puede tener el futbol son las copas mundiales, o eventos que cuando se llevan a cabo, paralizan laboralmente a muchas naciones, especialmente en los partidos finales, o cuando juegan los equipos nacionales.

El fútbol además nos brinda una amplia gama de aspectos variados a estudiar como: el comportamiento de las masas en los partidos, el futbol como ocio y uso del tiempo libre, el futbol como fuente de empleo en los más diversos niveles, el futbol como generador de recursos económicos millonarios y el futbol como originador de grades peleas de parejas, familias y amistades.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

NO ME GUSTA LA NAVIDAD


Hoy mientras iba por el gas, me encontré una caravana de carros que se dirigían hacia el cementerio para enterrar a alguien. No puede evitar comentarle a la persona que me acompañaba lo siguiente, “Que triste será este Diciembre para esa familia”.

Así como esta familia, hay personas que dicen que, la Navidad es una temporada triste porque la traslada a épocas pasadas junto a personas que ya no están a su lado. En lugar de disfrutar de estos momentos familiares, algunos no pueden evitar que las fiestas sean para ellos motivo de tensión, ansiedad, malestar o incomodidad, he conocido personas que, suspiran de alivio después de cada 24 y 31 de diciembre. Como ellos, son muchas las personas, aún las más equilibradas emocionalmente, que experimentan el llamado “blues de Navidad” o depresión navideña. Se trata de un bajón en el estado de ánimo aderezado de cierta nostalgia que les lleva a tener una visión negativa de lo que les rodea, sintiéndose por eso fuera de lugar. Entre compras, cenas y reuniones sociales, ocultamos tristezas y melancolías propias de la época que son más normales de lo que pensamos, como asegura la psicóloga y terapeuta Irene Candelas: “Se da una regresión a la infancia, siendo propensos a experimentar sensaciones que tuvimos de niños, como alegría y magia, que se matizan, de adultos, con un poco de soledad”.

Además, son varios los estudios que reflejan que es en esta época donde se producen más conflictos familiares y de pareja, hace poco tiempo me comentaba una amiga que, en estas fechas toda su familia se reúne, y hasta las primas y primos con los que, no tiene buena relación, están en esas reuniones. Para la psicóloga clínica Mercè Conangla hay una explicación lógica: “Nos vemos obligados a relacionarnos con personas con las que no nos llevamos bien, y es entonces cuando afloran los problemas. Hay una presión social que se manifiesta en estos días altamente perjudicial para las parejas por el exceso de demandas que, a veces, no son deseadas”.

Una forma de disminuir esta fobia es alcanzar una política de pactos con nuestra pareja o familiares, que respete los espacios individuales de cada uno. “Las navidades no son las culpables: ni solucionan ni provocan algo que antes no existiese. Somos nosotros los que no somos honestos con nosotros mismos y, en lugar de intentar ir solucionando los conflictos emocionales día a día, nos ponemos una máscara para hacer creer que todo va bien y buscamos soluciones que a veces son impuestas por los demás. Esto es poco inteligente”, señala Conangla.

El rodearse de personas comprensivas que conversen del problema puede resultar altamente terapéutico así como identificar los miedos, como explica la psicóloga clínica Vicenta Sanz: “Ver a qué se teme, por qué se siente así, son algunas de las preguntas que se deben hacer estas personas para detectar qué produce esta sensación y solucionarlo”.

Escuche decir a una persona lo siguiente: “Rechazo esa falsa creencia de que hay que ser felices” “Reniego de las navidades por su componente consumista y por esa falsa creencia de que en estos días todos debemos estar alegres, ser buenos y más felices que nunca. Sólo pensar que hay que divertirse por decreto me deprime y hace que me encierre en mí misma: evito las comidas de empresa, las fiestas y lo único que me apetece hacer es seguir con mi vida normal, quedar con mis amigos de siempre y tomar algo tranquilos, como solemos hacer habitualmente. Luego está la obligación de los regalos: tener que comprar algo por comprar, con las tiendas llenas, sin saber nunca qué regalar... Me estresa tanto que al final acabo por no hacer regalos a nadie”.

martes, 1 de diciembre de 2009

EN BUSCA DE LA FELICIDAD


Siempre me han resultado curiosas las imágenes que juegan con las leyes de la percepción. Ellas muestran con claridad nuestra tendencia a organizar el mundo según unos patrones determinados que en muchos casos no se corresponden con la verdad que hay detrás. Una de las leyes de la percepción que más me atrae y que, para mí, es motivo de reflexión, es la que se llama “organización figura-fondo” y que explica la tendencia a percibir las cosas que destacan sobre un fondo, por contraste, ignorando el fondo. Es la ley que hace que estas letras de color blancas puedan ser leídas. Si el fondo de esta página tuviera el mismo color blanco, aquí no se vería nada. Es porque hay un fondo, rojo en este caso, que las letras destacan y pueden ser vistas. Lo que encuentro interesante en esta ley, es que nuestra atención automáticamente registra las letras e ignora el fondo.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la felicidad?
Encontré un texto de Antonio Blay que acerca de alguna manera estos dos aspectos y aporta un matiz interesante a la búsqueda de la felicidad:
“Todos buscamos la felicidad, el bienestar; ¿por qué los buscamos? La respuesta inmediata sería: . Pero examinándolo más a fondo veremos que la cosa no es tan simple, ya que la verdadera respuesta añade otro matiz. Efectivamente, buscamos la felicidad porque no la tenemos, pero además, porque de algún modo sí la tenemos. Cuando yo tengo en mí el deseo de felicidad, de plenitud, de paz, de bienestar, de inteligencia, de poder, etc., cuando yo siento esa ansia de lo positivo, ¿de dónde me viene la demanda, la intuición, el deseo, sino de algo que de algún modo ya está en mi interior? Si yo no tuviera en algún grado esa felicidad, esa plenitud, yo no tendría ni noción de esa posibilidad de plenitud.
Cuando registro en mí un malestar, es porque de algún modo existe en mi interior una noción profunda de bienestar. Y este contraste entre lo que hay profundamente en mí y lo que yo vivo en mi zona consciente periférica, es lo que moviliza mi aspiración. Es este contraste el que nos hace desear un modo más pleno, más completo, de vida -en la forma que se plantea cada uno. Así, el hecho de que exista en nosotros un malestar, es testigo de que hay en nosotros en algún sitio, un bienestar. Cuando hay en mí un dolor, hay también en mí, de algún modo, una felicidad. Si todo yo fuera dolor, yo no podría aspirar a la felicidad. Aspiro a la felicidad, tiendo hacia ella, porque de algún modo la siento vivamente en mí, porque para mí tiene un “sabor” de algo conocido y deseable.
Es lo mismo en cuanto a la inteligencia. Si yo deseo desarrollar mi inteligencia, es porque de algún modo esa mayor inteligencia está en mí. Pues si yo llegase al término, al de mi propia inteligencia, en mí no habría demanda de mayor inteligencia. Estaría saturado, para mí sería suficiente.
Cuando en nosotros aparece la aspiración, la demanda espontánea, natural, hacia algo, es porque ese algo está pidiendo desarrollarse, actualizarse. Por lo tanto, cuando nos lamentamos de las cosas desagradables o del modelo negativo que vivimos, hemos de aprender a intuir, detrás de la experiencia inmediata negativa, la presencia de algo positivo, que es lo que nos impulsa a buscar la solución.“